Desfile de muñecos tontos, pero estos maniquíes artísticos hacen alarde de inteligencia


Hasta cierto punto, todos somos el producto de nuestro medio ambiente. Ocupamos simultáneamente un estado de ánimo y un espacio físico real y nuestra percepción de éste último se ve inevitablemente influenciada por el primero.


Por medio de su rigurosa estrategia conceptual y sus formas precisamente definidas, Mariano Costa Peuser transporta al espectador a un espacio ficticio; sin embargo, se trata de un mundo que reconocemos fácilmente y en el que nos sentimos absolutamente cómodos.


En su nueva serie Anti-Art Man, Peuser ha creado una visión de su lucha por encontrar un lugar en el mundo del arte. Adopta el icónico maniquí de madera articulado, utilizado como modelo por los artistas a través de los siglos, como un irónico autorretrato o el símbolo del “hombre común”, y lo hace principalmente como un medio para describir la naturaleza absurda del mercado comercial del arte.


Dos vocabularios bien diferenciados aparecen en las fotografías digitales de Peuser, montadas en cajas de luz de Plexiglas de mediano y gran formato.


En sus imágenes, los maniquíes de madera interactúan con los marcos de cuadro vacíos que representan el mercado de arte. Aunque estos elementos tan distintos puedan parecer incompatibles, el artista los sintetiza perfectamente, aplicando una imaginación sin restricciones a la creación de algo nuevo.

Las obras, de naturaleza monocromática, están configuradas de forma inventiva y tanto reducen como intensifican la complejidad de la interacción con la inocente figura del “hombre común” de Peuser, representado en medio y en las cercanías de marañas cada vez más abstractas de marcos negros vacíos.


Sus enigmáticas figuras de palito se sientan, se apoyan, se balancean o se tienden de bruces sobre marcos negros rectangulares. A menudo los marcos se apilan para formar edificios en los que los modelos de madera se repiten una y otra vez, semejando a veces zánganos que luchan por obtener la supremacía en una colmena.


Peuser utiliza impecablemente el Photo Shop para crear sus elegantes composiciones. En ellas, emplea una mentalidad de ‘cortar y pegar’ para burlarse, encantar y seducir. Sus imágenes emanan una sensación de lógica interna alcanzada sin esfuerzos que es fácil de apreciar pero difícil de lograr.


En una de las obras, un solitario muñeco de madera lucha con infructuosa determinación contra vigas de madera que dominan los ángulos. En otra, la solitaria figura imita a Atlas doblegado bajo el peso de un mundo indiferente.


En una pieza titulada Migración, Peuser crea una barrera impenetrable hecha de perfiles de marcos sobre los cuales una horda de sus figuras de palito pulula como si se tratase de hormigas que intentan cruzar una brecha creciente.


La llamativa imagen no alude solamente a los desafíos que el artista debe superar para alcanzar la cúspide de su profesión sino también a los problemas candentes a los que deben enfrentarse muchos artistas inmigrantes que trabajan para ganarse la vida en Estados Unidos.


Una imagen representa miles de seres de madera orbitando en una masa circular contra el fondo de un vacío negro. En la mitad inferior de la composición, unos pocos rezagados son despegados de la esfera que gira velozmente, zambulléndose con sus brazos y piernas en jarras en la oscuridad amenazadora donde se vislumbran vagamente las siluetas de los marcos negros.


El enigmático “Hombre anti-arte” de Peuser a menudo hace equilibrio sobre el borde de un marco como un acróbata de circo. A veces aparece haciendo visera con su mano sobre su frente inexistente, como anticipando lo invisible. Ocasionalmente parece sacudirse caóticamente siguiendo una matriz de evolución exponencial, con la esperanza de destacarse en medio de la multitud.


La obra de Peuser también sugiere el boom y el derrumbe de la industria de la construcción local. Sin mencionar las expectativas intrincadamente ligadas de la escena del arte local.


Con una escalofriante economía de medios y abordando un tema atenuado y sutil, Peuser ha logrado impartir a sus obras una convincente narrativa y un poder de expresión que nos convierte a todos en inocentes sin sacrificar su complejidad.


Tal vez lo que más asombra es que lo ha hecho empleando el más básico de los elementos, un tonto maniquí – ¡quién lo iba a decir!– para crear una visión de perdurable efecto psicológico.


Carlos Suárez De Jesús, Crítico de arte.


Biography

Mariano Costa Peuser was born in 1958 in Mendoza, Argentina. He moved to the United States in 2000, since then he lives and works in Miami. He embraced photography as his main activity at 20 years old, since then his work has been published and exhibit, being part of several collections both museum and private. He studied at Escuela superior Nueva Escuela, Instituto de fotografía del Foto Club, and specialized workshops in lightning and composition at La Asociación Argentina de Fotográfos Profesionales, all of them in Buenos Aires, Argentina. His work is the result of a deep and vigorous investigation of the construction/destruction turmoil of life.